La partida de Isabel II trabajo una compleja paradoja a los guionistas de la serie de Netflix: ¿cómo terminar algo que parecía interminable? Hay varias opciones.
Voy a parafrasear a Richard Stolley, primer director de la revista People, quien sentenció allá por 1980, “nada vende más que la vida de un famoso muerto”. En tiempos de streaming, me animo a decir “nada vende más que la vida de un famoso vivo”.
Me explico: como ya escribí aquí, la premiada serie The Crown, de Peter Morgan, no hace más que reflejar la increíble vida de la Royal Family. Y lo hizo con su principal protagonista, Isabel II, viendo la serie desde Buckingham (incluso, le habría gustado bastante, salvo la cuarta temporada, según dicen por ahí).
Pensé, como muchos británicos, que la Reina era inmortal y que Morgan iba a morir antes que ella, sin poder terminar su máxima creación. Obvio, me equivoqué. Entonces, ¿cómo seguirá la historia? Primero, veamos en dónde quedó y en dónde está ahora mismo.
La cuarta temporada abarcó los años 90, desde el casamiento de Carlos y Diana hasta la renuncia de Margaret Thatcher. La quinta, con estreno previsto para noviembre, según los anticipos de sitios como Espinof, comienza en el “año horrible” de 1992 (separación de la princesa Ana y del príncipe Andrés e incendio del castillo de Windsor) y termina con la “misteriosa” muerte de la princesa Diana (1997).
Del 15 de septiembre al 23 de octubre iban a grabar los últimos episodios de la sexta temporada. Según los trascendidos, será la última, con un final abierto basado en el casamiento de Carlos y Camilla Parker Bowles (2005). Si esto es así, debería incluir la participación del príncipe Andrés en las fiestas de Jeffrey Epstein (2001), aunque esto lo supimos 20 años después.
Pero, una séptima temporada sería mucho más jugosa. Si bien el casamiento del príncipe Guillermo con Kate Middleton remontó bastante la imagen de los Royals, poco después Harry (¡cuándo no!) fue fotografiado desnudo en Las Vegas (ya había “posado” con símbolos nazis).
Después de casarse con Meghan Markle en 2017, parecía que el colorado Harry, por fin, encarrilaba su vida. Pero en 2021, ocurrió algo inesperado: ambos renunciaron a sus títulos reales (el famoso “Megxit”). Después, la actriz hizo escandalosas y poco creíbles denuncias a la menos creíble Oprah Winfrey a cambio de unos cuantos millones de dólares. Hace poco, en 2022, en un acto de justicia, la Reina despojó a Andrés de todos sus títulos por sus escándalos “epsteinianos”.
Como siempre hay algo de política, la séptima temporada debería incluir el Brexit (2016) y el gobierno del despeinado Boris Johnson (2019-2022). Claro, imposible olvidarse de la solitaria despedida de la Reina al príncipe Felipe (2021).
El asunto, entonces, es cómo terminar algo que parecía interminable. Hay varias opciones: los funerales, los festejos del Jubileo o la asunción de Carlos III, una manera de sugerir que la serie podría seguir y seguir hasta el infinito. Eso sí, con el “villano” como protagonista. Algo así como House of Cards (en su etapa Kevin Spacey).