Si eres un gamer, seguramente has chocado con alguien debido a sus preferencias a la hora de jugar videojuegos. ¡Que no se malentienda! Porque hay gamers muy centrados que respetan las decisiones y preferencias de los demás.
Sin embargo, siempre ha existido una guerra silenciosa que, si bien no ha sido aceptada del todo, sí ha separado a un gran sector de amantes de los videojuegos.
Más FPS, pero sin exclusivas
No hay que ser experto para saber que, dependiendo de las características, un PC hará lucir los juegos en todo su esplendor, especialmente si admite una resolución 4K a 60 cuadros por segundo. Mientras que, por otro lado, una consola (entiéndase una versión estándar de PS4 o Xbox One a modo de ejemplo) no va a alcanzar el mismo rango dinámico.

Diferencias de resolución entre PC y algunas consolas
La guerra no sólo se basa en las gráficas, sino en las exclusivas. Por parte de Sony tenemos las sagas de God Of War, The Last of Us y Uncharted; y, por parte de PC, las hermosas series de Half Life, DOTA, Garry’s Mod y League of Legends.
Cada bando tiene sus pros y sus contras, pero eso podría cambiar dentro de poco… muy poco.
Las características de la última generación de consolas, como Xbox One X y PS4 Pro, cuentan con características que no se alejan tanto de una PC de gama media. De todos modos, hay que ser honestos: con un mercado de componentes computacionales y tecnológicos que crecen mes a mes, parece casi imposible que Sony y Microsoft puedan algún día ponerse a la par algún día.
2020: el año en el que la unión comienza
Sony y Microsoft saben que PS4 y Xbox One no fueron las mejores alternativas para jugar. Simplemente eran los nuevos cachorros de ambas empresas y nosotros, los fanáticos, corrimos a adquirirlas sin pensar en qué tipo de juegos podríamos obtener.
Debido a ello, ambas empresas e incluso los sistemas operativos, tales como Android, se han puesto a invertir esfuerzos en el mundo del streaming. Ya no será necesario contar con una poderosa PC o comprar juegos que no nos gusten después de unos meses.
Ahora podremos descargar demos, probar y decidir si pagamos por el juego completo.
Un movimiento astuto, si lo vemos desde un punto objetivo; pero, el subjetivo, las empresas podrían unirse y crear una gran comunidad gamer, ampliando los actuales límites del crossplay que actualmente casi se reducen al Fortnite.
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