En un reciente informe, Panda Security analiza los ataques de escuchas clandestinas llevados a cabo por cibercriminales.
Un porcentaje muy alto de personas intenta aprovechar puntos de conexión Wi-Fi mientras está en lugares públicos con acceso a la red para ahorrar el consumo de datos. De hecho, actualmente la mayoría de espacios privados y públicos ofrecen el servicio de conexión a Internet gratuita.
En muchos de ellos se pide a los usuarios que se den de alta en su base de datos o que creen un perfil en la misma, con el objetivo de recopilar leads o información de clientes. Pero, también, en un considerable porcentaje de casos, se trata de acciones llevadas a cabo por cibercriminales que crean redes que aparentan ser conexiones a Internet, cuando realmente son herramientas para delinquir.
Esta práctica se conoce como Wi-Fi Eavesdropping o ataques de escuchas clandestinas. Consiste en realizar escuchas Wi-Fi para engañar a la víctima y conseguir que se conecte a una red fraudulenta.

Panda Security: La práctica de Wi-Fi eavesdropping puede afectar al Internet de las cosas (IoT)
Teniendo en cuenta que la mayoría de actividades y rutinas diarias se están empezando a automatizar gracias a dispositivos interconectados de forma inalámbrica, «se abren las puertas no solo a beneficios y avances tecnológicos. Sino también a exponer la privacidad de los hogares y entornos domésticos», explica Hervé Lambert, Global Consumer Operations Manager de Panda Security.
Se recomiendan tres medidas para proteger la identidad digital. La primera, es usar una VPN (red privada virtual). Ya que, como explica Lambert, «teniendo en consideración que viviendo en un planeta interconectado y con tasas de teletrabajo al alza, la posibilidad de ofrecer trabajar en remoto a las personas tiene que ir de la mano con ofrecerles las herramientas seguras y adecuadas en materia de ciberseguridad».
La segunda medida es leer detalladamente el apartado de términos y condiciones. Para saber qué es exactamente lo que se está aceptando. Puede que sea la recopilación de la dirección de correo electrónico, teléfono o similares. Pero es prudente saber cuál es el fin de tal recolecta de datos.
Y por último, deshabilitar del dispositivo la conexión con la red Wi-Fi pública una vez se haya terminado de usar. «Lo mejor es seleccionar de manera manual la red a la que conectarse. No dejar que se guarden y se conecten en automático en futuras ocasiones», fundamenta Lambert.