El 24 de septiembre se entregará en Londres el premio The Best, al mejor jugador de fútbol, en la que será la ceremonia organizada por la FIFA The Best FIFA Football Awards. Uno de los finalistas seleccionados es el jugador Luka Modric, volante croata del Real Madrid, quien a pesar de que no pudo evitar la contundente caída de su selección ante España por 6-0 en el marco de la UEFA Nations League, destaca muy curiosamente por sus cualidades personales y deportivas.
Desde pequeño vivió el sinsentido de las luchas étnicas entre pueblos balcánicos, que buscaron resolver sus diferencias con violencia y crueldad inimaginables a lo largo de 10 años. Abandonar su ciudad natal Zadar para escapar de la guerra, no impidió que disfrutara como todo niño, de los juegos con sus compañeros; y albergara “cosas felices en su memoria”, como respondiera alguna vez ante cierta entrevista. Estas primeras experiencias forjaron en él el deseo de demostrar su fortaleza y decisión, pero no de manera angustiosa y estresante, sino manteniendo el ánimo sereno, y las maneras cordiales; ingredientes estos esenciales tanto en lo personal como en los deportes. Esta cualidad es la que pudo imperar a la hora de mantener la fuerza y motivación de su equipo en la final de Rusia 2018, quien venía de participar en tres encuentros que superaron el tiempo reglamentario de 90 minutos.
La talla deportiva de este jugador, debió haberlo convertido en ícono muy temprano en su carrera, pero no fue así. En manos de Tomislav Basic, tuvo la mejor paternidad deportiva, se dejó moldear como arcilla en manos del alfarero; y sus palabras que calificó “de oro”, le orientaron siempre a la espera paciente de las oportunidades para demostrar su brillantez como jugador.
La trayectoria con su club, el Real Madrid, la encabezan tres títulos de la Champions League, tres Supercopas de la UEFA, tres Copas Mundiales de Clubes de la FIFA, etéctera. Y con la selección nacional de su país, ser finalista de Rusia 2018. Lamentablemente Tomislav Basic falleció el año 2014; de no haber sido así, estaría viviendo la emocionante expectativa de haber contribuido con la posibilidad nada descabellada, de añadir al impresionante palmarés de su pupilo, otro premio: “The Best”.
De la idolatría a la cárcel
Pero no todo es idílico en la carrera del capitán de la escuadra croata. Como todo ser humano, tiene sus fallos, y de uno muy serio se le acusa: la sospecha de falso testimonio en su declaración ante el tribunal de Osijek, pues difiere del suministrado ante el Departamento de Investigación Croata Contra la Corrupción, en el juicio por malversación de fondos hecho al dirigente Zdravko Mamic. A su favor tiene, la confianza de la Federación Croata de Fútbol, quienes creen en la veracidad de su último testimonio y por tanto en su inocencia; y también, el hecho de que pese a su situación judicial no decayó en su rendimiento deportivo. Sentimientos de culpa hubieran hecho mella en su actuación. La suerte está echada.