Se denomina Slowgaming a aquellos videojuegos que animan al usuario a «jugar despacio», alejando la partida de acción y estrés, y que generalmente se centran en un solo jugador.
Generalmente se asocian los videojuegos a la acción, deporte, guerras, aventura. Pero no todos se adaptan a ese modelo.
Es el caso del slowgaming: videojuegos independientes con un ritmo lento que animan al usuario a jugar despacio, alejando la partida de acción y estrés. Y que generalmente se centran en un solo jugador. Algunos de los más consumidos son Stardew Valley, Monument Valley, Townscaper, A Short Hike o Untitled Goose Game.
Desde Qustodio, la plataforma líder en educación digital para familias, señalan que la finalidad de este tipo de videojuegos es disfrutar en positivo del propio videojuego y de lo que ofrecen: puzles, construir ciudades, establecer relaciones sociales, pasear por paisajes, etc. Un modelo de videojuego que presenta una alternativa diferente al ritmo, ruido y violencia de los más populares.
No obstante, también se advierte que estas experiencias relajantes pueden acabar evadiendo al jugador en una realidad virtual, alejada de estreses y objetivos de la vida real. Se trata de videojuegos que tienden a sumergir paulatinamente al usuario en una zona de confort continua dentro de un mundo online.

Slowgaming: cómo prevenir adicciones a los videojuegos
Aunque los slowgames presentan un estilo de juego más saludable que los videojuegos más movidos y violentos, se aconseja encontrar un equilibrio en su uso y tener en cuenta sus ventajas e inconvenientes:
- Alternativa para huir del estrés: muchos videojuegos de acción y aventuras generan una ansiedad desproporcionada en los menores de edad. Los slowgames pueden ser una alternativa atractiva para desenganchar a los más jóvenes de los videojuegos estresantes.
- Vía de escape de la vida real: los slowgames pueden envolver al jugador en un ambiente realístico que le sumerge en una nueva vida virtual. Bajo el pretexto de reducir el estrés pueden convertirse en una forma de evasión continua para los menores.
- Tiempo de uso: al contrario que otros videojuegos, los slowgames enganchan a los jugadores de forma paulatina. Por tanto, es recomendable prestar especial atención al tiempo de uso para obtener un equilibrio en su juego y evitar que vaya incrementado con el paso de las semanas.
- Experiencia zen: la experiencia relajante de los slowgames pueden ser su principal atractivo y acabar convirtiéndose en su gran peligro. Acostumbrase a ellos durante muchas horas diarias puede generar una adicción y dependencia a este tipo de videojuegos que estimulan al jugador.
- Ausencia de vida social: los slowgames tienden a atrapar a los usuarios en la realidad virtual en la que el usuario juega de manera individual. Es fácil que se vaya generando una dependencia cada vez mayor, que los termina evadiendo de su vida real.
