Nadie espera una retirada de Rafa a la vuelta de la esquina. Aunque ha vivido intensas situaciones personales recientes que lo llevan a una reflexión, parece descartado un final prematuro.
Apenas quedan tres grandes torneos por disputarse para echar el telón a la temporada tenística de 2022 (Masters 1000 de París, Copa Masters y Copa Davis) y muchos aficionados se preguntan no tanto si Rafa Nadal llegará a disputarlos -en principio ha descartado la Davis ya que hará una gira de exhibición por América Latina- sino cuál será el futuro a medio plazo del actual número 2 del mundo y el jugador que más Grand Slams ha levantado.
Qué pasa por la cabeza del mejor tenista español de todos los tiempos. Si está valorando la retirada o si, como ha demostrado en infinidad de ocasiones, tiene gasolina para rato.
Durante la retirada de Roger Federer le preguntaron por su estado físico y contestó que lamentaba haberse roto el abdominal en Wimbledon y New York, pero añadió que se retiraba del torneo que ponía punto y final a la carrera de su amigo Federer con una respuesta que generó más dudas que certezas: “No estoy bien. Tengo un conflicto interno bastante importante. Cuando terminen todos estos momentos de emoción volveré a mi habitación y veré qué es lo que realmente tengo que hacer».
La segunda parte de la temporada ha sido aciaga para alguien tan acostumbrado a competir como a levantarse tras innumerables lesiones. Desde que se impusiera en Roland Garros el pasado mes de junio sólo ha jugado 10 partidos y no ha logrado alzarse con ningún torneo.
Nadal también debe sopesar que cada vez será más frecuente tener enfrente a rivales completamente desconocidos (muchos de sus compañeros de generación se han retirado) o jóvenes emergentes que ya saben lo que es ganarle, como es el caso de Carlos Alcaraz, Frances Tiafoe o Taylor Fritz, jugadores que además presentarán un estilo de juego bastante diferente al del tenista mallorquín.
La paternidad inminente o la emocionante retirada de Federer, que Nadal vivió en primera persona y que seguro que ha revuelto infinidad de emociones en su interior, son otros de los factores que Nadal debe ir ordenando y asimilando, sea cual sea el camino que decida emprender en los próximos meses. En cualquier caso parece descartado un final prematuro.
Nadie espera una retirada a la vuelta de la esquina. Y el día menos pensado volverá a morder un trofeo para volver a decirnos que el tenis es su vida y que su electrocardiograma sigue emitiendo constantes vitales.