El Caso Djokovic ya dejó de ser un tema únicamente tenístico para transformarse en una discusión sanitaria e incluso política. ¿Qué lecciones nos deja previo a su resolución?
El viaje de Novak Djokovic para disputar la edición 2022 del Abierto de Australia solo ha acaparado polémicas. Con la imposibilidad de entrar al país, el tenista número 1 del mundo está en un hotel de Melbourne a la espera de que el lunes se resuelve la apelación a su situación migratoria.
Mientras sus adherentes -con su padre como protagonista– dicen que está «cautivo» en la nación oceánica, el gobierno local ha respondido diciendo que no es así debido a que es libre de irse cuando quiera. Más allá que algunos quieren transformar esta discusión entre pro o antivacunas, es importante analizar qué consideraciones nos deja este caso que ha llamado la atención mucho más allá del mundo tenístico.
Las lecciones del Caso Djokovic
- El tenista serbio sabía que jugaba con fuego. Era una cuestión delicada, no era un partido fácil. Y se le ha complicado.
- Era lógico que desde el propio torneo no le negasen la posibilidad de jugar. Número uno, nueve veces campeón, sponsors… no era un atractivo más, era el atractivo del torneo. Aunque tendrían que haberlo hecho mejor. O explicarlo mejor. La comunicación, ay…
- Su decisión no es compartida por una inmensa parte de los tenistas con los que juega. Casi todos han dicho que sí, que el Gobierno australiano, que el torneo… pero que Djokovic también debe asumir una parte de las consecuencias.
- El Gobierno tampoco sale indemne. También lo podría haber hecho mejor, contarlo mejor. En parte ha provocado un incendio ya no sólo deportivo, sino diplomático, político, de migración, etc.
- Del entorno y el equipo del jugador, poco más que añadir. Un conjunto de palmeros y hooligans que no beneficia a Djokovic. Una vez más.
- Al tenista se le genera un problema psicológico, juegue o no juegue. Porque se le va a recordar todo este episodio durante buena parte de la temporada… y eso le pesará.
- Cada actor, cada protagonista de esta historia, ha contribuido a aumentar el incendio. Pero me pregunto si Djokovic podría haberlo gestionado sin ruido.
- El tenista puede perder el número uno del mundo. Y la posibilidad de tener un Grand Slam más que Nadal y Federer, un objetivo claro para el serbio, se esfuma… hasta el 5 de junio, día de la final de Roland Garros. Una eternidad.
- Personalmente creo que ha vuelto a demostrar que tiene un enorme talento pero no un enorme carisma. Y que eso no se compra…
- Y también creo que su actitud no es ejemplificadora. Hay miles de chavales que entrenan cada día queriendo parecerse a él. Por supuesto. Pero me pregunto si esos mismos chavales, tras muchas horas de mascarilla e incluso vacunados, dan por buena la actitud de su ídolo.